La Senda de los Carmesíes 1ª parte

miércoles, 31 de marzo de 2010

Image: Angel Tears by Zindy : http://zindy.deviantart.com/art/Angel-Tears-119250172 Please, visitir her wonderful gallery :)


Bosques de Nimbahgh, Quinto día de la Tercera Luna del Año 475 (3 después de la Gran Colisión)

El hombre corría tan rápido como sus temblorosas piernas le permitían intentando huir sin mucha esperanza. Tenía el rostro desencajado por el miedo y la certeza de que no volvería a ver la luz de un nuevo día. Estuvo a punto de chocar con varios árboles en su afán de mirar hacia atrás y comprobar la distancia que había ganado. Hubiera ido más rápido volando sin duda, pero del lugar donde antes habían estado dos esplendorosas alas ahora pendían unas extrañas malformaciones ensangrentadas.
Una violenta ráfaga de viento le desequilibró y cayó al suelo, arañó la tierra mojada con las manos en un último intento desesperado de ponerse en pie pero, sin haber tenido tan siquiera tiempo para reaccionar, ante su mirada apareció una joven alada.
Sonreía de una extraña manera: quizá con superioridad, quizá como aquellos que saben qué camino tomarán las cosas. Lo único que parecía seguro es que aquella sonrisa de espíritu tan maquiavélico desentonaba completamente con el precioso rostro de muñeca angelical que lo enmarcaba. No aparentaba mucho más de los quince años de edad de un humano.
- ¿Intentabas huir, querido amigo? – inquirió con su aterciopelada voz.
El hombre apenas balbuceó unas ininteligibles palabras y miraba con terror a la joven criatura que sonreía frente a él. Por fin, hizo acopio de valor y consiguió pedir clemencia.
- Ter...termina ya, por favor.
- Eres realmente educado- alabó mientras jugueteaba con una de las colas de su imponente látigo- pero me has decepcionado. No pensé que te arrepintieses de ser lo que eres, me he sentido insultada.
Ante la desesperación del hombre, la muchacha dulcificó su expresión.
- Está bien. Cumpliré tu deseo. Quieres volver, ¿no? Volverás por el camino rápido.- se agachó para tomar su barbilla y levantarla hacia ella- ¿No eres feliz? Lo haré sólo por ti.
Se acerco al hombre, le besó suavemente en los labios y seguidamente le partió en dos de un latigazo.
La joven lanzó un suspiro y miró los restos del cadáver con asco.
- ¡Qué mala es la lujuria! La próxima vez que metas a una chiquilla en tu cama, cuídate de quién sea, escoria.
Sherenni replegó sus alas y emprendió el camino de regreso hacia a Tiriandil.

La muchacha sabía que en algún momento de su existencia había tenido emociones humanas pero no era capaz de recordarlas. Tuvo una madre y un padre, un hogar y una vida por delante; no obstante, todo ello había acabado hacía ya mucho tiempo y su esencia se había detenido dejándole aquel recipiente de su alma en forma de niña inocente que tan útil le había sido en incontables ocasiones. Pero Sherenni no era nada cercano a la inocencia, si pudiera verse a través de su alma todo estaría teñido con el rojo de la sangre de las víctimas que su látigo había segado, no se veía a sí misma capaz de llevar la cuenta desde hacía ya varios años. “Doce mil quinientos siete, doce mil quinientos ocho, doce mil quinientos nueve…” Iba contando mentalmente.
El último encargo era un caso bastante rutinario en el que debía de desacerse de un Exiliado del Séptimo Nivel que se dedicaba a sorprender a jovencitas, drogarlas y llevárselas a donde no pudieran molestarlos. Un cerdo como otro cualquiera.
Teóricamente, el asesinato era algo contrario a su raza y a su especie. Los ángeles debían de ser criaturas puras, etéreas y buenas por naturaleza pero había quedado demostrado que la teoría y la práctica a menudo discrepan en algo más que en la terminología.
De ahí había nacido la orden de renegados de La Senda Carmesí, conocidos popularmente como los Carmesíes. Estos se dedicaban a expiar los pecados de los ángeles malditos que habían escapado de Arabot, el Séptimo Nivel celeste, tras la Gran Colisión. Dado que aquella era una actividad violenta, también ellos habían sido expulsados del reino. Con el tiempo, otras razas de Nahmir se les habían unido y habían acabado por convertirse en uno de los grupos terroristas más temidos de su mundo y, de entre toda esa maraña de asesinos sin piedad, ella era la más letal.
Alguna vez cuando salía del gran salón de reuniones donde debía dar cuenta de sus misiones había podido escuchar la palabra “mestiza” refiriéndose a ella. En otras circunstancias habría segado la cabeza del responsable sin ningún miramiento, pero no estaba muy bien visto que fuera asesinando a sus jefes. Ellos no eran rival, pero Sherenni era lista y no tenía gana alguna de ponerse las cosas más difíciles. Aún eso, aquel apelativo despectivo conseguía que perdiera la calma y se le acelerara el pulso, lo más cercano a una emoción que podía concebir. ¿Acaso intentaban decir que era débil o indigna por ser semihumana?
Definitivamente, nunca podrían igualarse a ella.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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